Seno de Dios

jueves, 16 de noviembre de 2006

Les saludo a todos, me llamo Mario campaza, llevo internado casi 7 años en un centro de Guatemala, no entiendo mi vida, nunca la he entendido pero sé que no he sido un buen cordero, en 1997 la policía entró en el rancho de mis padres en lo que fue la noticia del año aquí, en México, se encontraron 27 cadáveres en total, todos ellos sin cabeza, en el sótano, 13 críos encadenados, 3 de ellos muertos también (por negarse a comer carne humana) cuya utilidad era puramente sexual, en la azotea estaba “el seno de Dios” una pequeña basílica decorada con carne muerta que ofrecíamos mi madre y yo al señor como fragmentos de energía desbordada de cada una de aquellas almas pecadoras que lograron ascender a impulsos.

Todo aquello acabo aquel fatídico día, todas las ilusiones murieron y la justicia quebró, cientos de policías se aproximaron armados a la casa, a lo que mi padre, sin ningún tipo de miedo salió con “pituco” en brazos (mi hermano pequeño) gritando una y otra vez “hijos del demonio, os purificaré a ostias” , nunca se me olvidará esa frase, esa valentía, los lloros de mi hermano y las risas de mi madre, con quien observaba el momento desde la azotea, mi padre y “pituco” fueron abatidos a tiros y rematados unas treinta veces, al final murieron.

Mientras, en la azotea, esperando la llegada inminente, mi madre y yo nos hicimos el amor, pero no como otras veces, sino solos y sabiendo que el destino no nos iba a sonreir, al poco tiempo entraron y fuimos detenidos, humillados, observados y sembrados, mi madre continuó follando mientras yo fui llevado a los juzgados de “malita temprita”, un pueblecito al norte de la provincia con unos preciosos abetos negros, allí, tras ser juzgado fui condenado a 542 años de cárcel y 3 horas.

Ahora desde aquí, soy otro hombre, sé que todo aquello estuvo mal, estuvo muy mal, fue algo inhumano, descabellado, divertido quizás pero cruel, ahora me doy cuenta de mi error y solo rezo para buscar el perdón, con buen comportamiento podré salir en 3 años, ese es mi fín, y cuando lo haga, se acabará todo este mal sueño, compraré un chalet para mi mama y para mí, y allí olvidados del tiempo follaremos y mataremos en pos de Dios hasta que el pecado duerma al cielo sus momentos.