En el campo yo canto
jueves, 16 de noviembre de 2006

Cada mañana trabajo para mis padres, ordeño vacas y alguna cabra si se me da bien el día. Al medio día le llevo una sopita a la abuela y 15 minutos después la siento en el retrete para que cague, acto y seguido le limpio el culo, le pongo el pijama y la encierro en la salita azul, pues la muy puta si no está encerrada se siente como un gilguero según los médicos. Por la tarde afeito las judías (ahora tenemos una buena temporada, un día me tocó una judía más grande que los pepinos del huerto), recorto hortalizas y piso lombarda para hacer un zumo que vende mi familia a una empresa de las que venden zumos. Pero lo que más disfruto son los 15 minutos de ducha, al principio me daba cosa, pero ya no. A las 20h todos los campesinos de la finca de mi padre están obligados por sucios a ducharse antes de entrar a cenar en la cocina, por eso, como yo trabajo también en el campo pues me ducho con ellos. De todos me gusta una campesinita de 22 años. Tiene los pechos brillantes, y me mira con el único ojo que tiene, el otro cuentan que se lo comió su tío, pero no sé más. En las duchas, que están todas juntas, nos separan cortinas, y yo me suelo meter en la suya. Ahí hablamos del campo, jugamos a darnos puñetazos y por ejemplo hoy sin querer le he metido una patada con tan mala suerte de rozarle el culo. Sobre su cuerpo, la verdad es que no me gusta tanto como el de mis tías o incluso el de mi abuela. Serenita, que así se llama mi amiga, tiene un cacho de rabo enorme, que zipotón dios mío. Un día se hizo una paja y me sonrió, ese día no comí pistachos. Es terrible, es una chica con un pitote. Al igual que su ojo si sé que es por una discursión que no lo tiene, esto no me han dicho por qué ocurre. Creo que es porque dejaba que su gato le lamiese el chotis (así le llama la abuela) y le creció tomando esa forma.
Así es mi vida, una y otra vez, los días se repiten, uno detrás de otro. Y yo disfruto siempre al pegarme con Serenita en la ducha. Mañana propondré que empiece ella, porque siempre comienzo yo y la jodía sangra como la suciota de mi abuela, solo que en vez de por el pompis, lo hace por la nariz, oido e incluso pene, que me fué muy incómodo cuando me dijo que no le mirase su zanahoria, mira que llamarlo así...
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